Bueno, después de una larga semana de ataques, respuestas, contra-respuestas y un par de lágrimas, por fin me tomo el tiempo de escribir al respecto (y no, no me refiero a la golpiza a los "emos" en Querétaro). Al parecer ya casi todos han leído el artículo escrito de Carlos Mota hace unos días en la columna del Milenio con su respectiva y posterior "respuesta" (pero en caso que alguien no se haya enterado aquí van las direcciones de ambos artículos: ¿Quién quiere estudiar filosofía en la UNAM? y Seducidos en la UNAM y contra los negocios)
Para aquel que se pregunte quién es Carlos Mota, creo que le puede interesar saber que es Licenciado en Administración por el ITAM, Maestro en Administración por la Universidad de Maryland, posee una cápsula sobre Negocios en los canales 13 y 40 y es conductor de Radio Fórmula. Sin embargo, Mota se ha dado a conocer bastante entre los estudiantes de las humanidades gracias a su artículo en el Milenio Diario publicado el pasado 6 de Marzo. En primer lugar podemos corroborar la formación de Mota en las preguntas que abren su ensayo, pues desde un principio podemos intuir que Mota considera que los estudiantes de estas facultades no podrían ser contratados por las empresas como Nokia, Sabritas, Bimbo o nuestro mayor orgullo nacional, Telmex. No pienso detenerme a pensar que tendría que hacer un filósofo o un estudiante de letras clásicas (solo por dar un par de ejemplos) "en corporaciones que gustan de nutrirse de talento diverso, multiplicando las posibilidades que les brindan los egresados de las facultades de negocios o economía", pero aparentemente Carlos Mota tampoco lo hizo, pues parece que considera que lo único que debe tener en mente un estudiante es "hacer negocio" en su rama de estudios.
Ahora bien, en lo que respecta a su argumentación, Guillermo Sheridan formaliza los sostenido por Mota, exponiendo el mismo punto que Ernesto Priani: su mal disfrazado ataque hacia la UNAM se basa en dos impresiones las cuales generalizó, asumiendo que la posición política de dos personas, a saber, Lucía Morett y El Mosh, sería la misma del resto de los trescientos cincuenta mil universitarios; o bien en el mejor de los casos, únicamente refiere a "los numerosos ejemplos de estudiantes de esas facultades"[Filosofía y Letras así como de Ciencias Políticas y Sociales]. Al respecto de este punto creo que no hay nada más que agregar; sin embargo, considero que aun en el caso que Mota lea todos los correos en respuesta a su columna, difícilmente creo que sepa responder a las críticas que le son planteadas. Lo más molesto de su postura radica en el desconocimiento de la situación de nuestro país; pues pensándolo con cierto detenimiento no tendría porque saber necesariamente de que van la filosofía y otras ramas de las humanidades ―aunque cualquier persona con un poco sentido común se omitiría de hablar de algo que desconoce― pero Carlos Mota no, pues habla sobre la educación de miles de jóvenes única y exclusivamente en términos de un negocio sin conocer el perfil de sus estudiantes y egresados. Y es que, a pesar de los problemas políticos que pueda tener la UNAM así como los programas de estudios de sus licenciaturas, que evidentemente los hay, dudo que Mota esté en condiciones de opinar al respecto; el problema reside en que posturas como la suya relega a millones de egresados, particularmente en el caso de las humanidades, a trabajar por salarios indignos y que la mayoría de las veces no tiene que ver con su carrera por trabajos que son considerados "productivos" económicamente hablando, y por lo tanto, útiles y deseables. Por eso creo que lo importante consiste, no solo en responder al artículo de Mota con todo y sus inferencias y falacias, sino en señalar que este pensamiento nace del desconocimiento de las humanidades y de su función dentro de la vida social de cualquier cultura.
Por eso quisiera terminar afirmando algo que personalmente me parece evidente, pero creo que por las circunstancias es necesario recalcar: las humanidades no son un negocio, mucho menos la educación. No espero que Mota comprenda esto debido a su formación académica y profesional; pues a pesar que "se puede topar con un dentista transformado en publirrelacionsta teniendo éxito, prosperando, aunque no fue en lo que originalmente estudió" me pregunto: ¿es acaso eso lo que queremos? Si bien es verdad que "Las perspectivas profesionales que tienen los estudiantes de
Apéndice I
Por otro lado, tal vez... y sólo tal vez, sería mejor, como insinúa mi querida María Lívi, cambiar el programa de la carrera de la licenciatura de filosofía. Y así sus egresados puedan ayudar a construir el mundo, dejando atrás las viejas áreas que conforman a la filosofía como metafísica, lógica, epistemología, y en vez de eso la carrera se conforme por novedosas disciplinas que ayuden a tan noble propósito: filosofía de la empresa, teoría del conocimiento del mercado, dialéctica de la bolsa, ética neoliberal, etc.
Post-scriptum.
Finalmente, les dejo las direcciones de varias respuestas que considero dignas de mención; unas graciosas, otras serias, unas mas o menos implícitas, espero que todos aprendamos un poco de ellas...
¿Y quién va a leer los periódicos? por el Dr. Ernesto Priani
Silogismos por Guillermo Sheridan
Carta al sr. Mota por Miriam Jerade
Yo quiero estudiar Filosofía en la UNAM por Roberto Cruz
Sobre la construcción y destrucción del mundo por Roberto Vivero
Respuesta de una estudiante de FFYL por Lívi